La honestidad es uno de los valores más importantes en la educación de nuestros hijos ya que les va a permitir relacionarse mejor consigo mismos y con las personas a su alrededor. Fomenta la formación de una personalidad estable y coherente con las creencias de uno mismo, fomentando el auto-conocimiento.
Como valor, es un constructo abstracto creado por el hombre que puede ser inculcado, sobre todo, a través del ejemplo de los principales modelos para el niño: los padres y las madres, y a continuación por la escuela.
Las primeras mentiras de los niños surgen como un juego. Los límites entre lo que es real y lo imaginario no están claramente diferenciados y pueden inventar historias para explicar determinados comportamientos. Al principio surgirán mentiras inocentes que forman parte de una etapa en la que utilizan frases como "yo no he sido", "se ha caído solo"... pero que habrá que ir corrigiendo para que no se convierta en una forma habitual de funcionar.
Cómo educar la honestidad
- Como hemos comentado lo primero que van a aprender los niñ@s son las conductas que realizan sus principales modelos, por lo tanto, ¡hay que predicar con el ejemplo! La mejor forma de enseñar lo que es ser honesto es siendo honesto: intentar ser coherentes ente lo que se dice y lo que se hace.
- Una de los principales motivos de la mentira es el miedo al castigo o a defraudarnos. No castigar severamente los errores y explicar que aunque algo esté mal hecho, es mejor decirlo que ocultarlo. Reforzar el hecho de que lo haya contado.
- Explicar los inconvenientes de la mentira: si miente sí que defraudará y hará sentir mal a los otros, haciendo que no puedan confiar en él/ella.
- Ser honesto es hacer cosas por los demás sin esperar nada a cambio. Enseñarle conductas de ayuda a los demás sin recibir un premio material y haciendo que se siente bien por el acto, reforzándole con mucha atención.
- Poner dibujos animados donde aparezcan conductas de honradez que sean recompensadas por un beneficio social.
- No ser demasiado exigentes. Si ponemos excesivas normativas y estamos constantemente riñendo porque no las cumple todas provocaremos que intente ocultar su incumplimiento por no recibir la riña.
- Hablar de los beneficios de ser sincero y estar atentos para reforzar cualquier conducta que implique que el niño/a está siendo honesto/a.
Lo que nunca hay que hacer es someter al niño/a a interrogatorios exhaustivos donde se sienta atemorizado o llamarles mentirosos, ya que las etiquetas que les ponemos harán que las asuman como propias y que forman parte de ellos/as mismos/as.
Si vemos que ha hecho algo podemos afirmarlo sin alterarnos y ayudarle a solucionarlo o a reparar el daño. Con ello verá que no tiene que tener miedo a equivocarse, y aprenderá soluciones alternativas a la mentira.