La ruptura de una relación nunca es
fácil.
Ya sea por parte de uno, o de los dos
miembros de la pareja, la consecuencia final es la misma, una separación, una
ruptura. A partir de ese momento, se
provoca un terremoto interno de ira, alivio, euforia, dudas, miedos, tristeza,
soledad… todas las emociones dan vueltas y te inundan, hasta el punto de no
saber realmente como te sientes.
Es importante que, cuanto antes, aceptes
la idea de que ha habido un punto y final, la historia se ha terminado: ahora
empieza tu duelo, y necesitas un tiempo para poder adaptarte a la nueva
situación.
Tu vida está totalmente patas arriba,
tus rutinas, tu círculo social… todo ha cambiado. Todo lo que te ofrecía
estabilidad y seguridad ya no está. Intentas estar bien pero, sin saber por
qué, tus fuerzas te fallan en muchas ocasiones y te sientes culpable. Deberías estar
bien, y no lo estás. Deberías seguir con tu vida, y no puedes. Deberías tener
ganas de seguir con tu vida normal, pero no eres capaz. Demasiados “deberías”
sin cumplir, demasiadas exigencias para un momento como este.
Ten en cuenta que el proceso de duelo
puede extenderse un tiempo, y no es “obligatorio” estar bien desde la semana
siguiente. No se trata de olvidar y estar bien rápidamente, pero sí que debes
avanzar cada día hacia una situación mejor para ti. Quedarte centrado/a en el
dolor, la pérdida, la tristeza… no te ayudará. Tienes que trabajar para poder
seguir adelante.
Si bien es cierto que no puedes
controlar todos los sentimientos que te sobrevienen de repente, si que puedes decidir como afrontar la
ruptura. Eso sí que depende solo y exclusivamente de ti.
Existen varios pensamientos que NO
ayudan en absoluto a mejorar tu situación, errores muy comunes que cometemos
habitualmente y que nos impiden avanzar. En otros, están:
·
“A mí no me afecta”: Una cosa es no ir aireando
a los cuatro vientos como te sientes, y otra muy distinta es negar que ese
dolor existe. Exteriorizar como te sientes con alguien de confianza es
fundamental. Es normal sentir dolor, tristeza y miedo ante la nueva situación,
y no debes avergonzarte por ello. No hablar de ello no hace que no exista, o
que desaparezca, todo lo contrario, puede reaparecer en cualquier otro momento
de la forma que menos lo esperes.
·
“No tengo a nadie con quien hablar. Estoy
solo/a”: es importante elegir bien con que personas quieres hablar de esta
situación, de cómo te sientes, de tus miedos, de tus dudas y de tus
inseguridades. Es importante sentir apoyo en estos momentos, un buen amigo, un
familiar… cualquier persona en la que confíes puede ayudarte a sentirte mejor.
Si llegado el momento, tu situación no te permite tener a nadie de confianza,
siempre puedes buscar un profesional que te ayude a encontrar tu camino. Tú
eliges dónde, cómo, cuándo y con quien.
·
“Hay que intentarlo, podemos estar bien si
queremos”: Sé consecuente con la decisión que se ha tomado. El hecho de
haber terminado una relación y seguir dándole vueltas a la posibilidad de volver
a retomarla, solo retrasará tu proceso de aceptación. Es posible que en algún
otro momento la relación se retome, pero no va a ser ahora. Si se ha tomado la
decisión por una o ambas partes, es porque se han tenido en cuenta todas
las opciones y, actualmente, esta era la más viable, y esto no cambiará en un
corto periodo de tiempo.
·
“Es normal pensar en él/ella a todas horas”:
Hasta cierto punto puede que al principio todo te recuerde o te haga revivir
momentos concretos que has vivido junto a esa persona, sobretodo si han sido
muchos años de relación, pero poco a poco, a medida que el tiempo transcurre,
estos pensamientos deben ir disminuyendo. Investigar qué hace, con quién se
relaciona, pensar qué puede estar pensando, sintiendo…hacer un repaso de
vuestra historia una y otra vez, ya no tiene sentido. El duelo hay que pasarlo,
y pensando en todo esto constantemente, no lo harás.
·
“Somos amigos, nos llevamos bien y podemos
seguir manteniendo la amistad. No pasa nada”: Es posible que esta situación
se dé pasado un tiempo, pero hay que dejar un espacio prudencial para que esto
pueda ocurrir. De la noche a la mañana los sentimientos no desaparecen. Ten en
cuenta que si la ruptura es reciente, probablemente centres tu miedo a estar
solo/a y la necesidad de tener a alguien a tu lado en esa persona y, si
mantienes el vínculo, la aceptación de tu situación en soledad, no va a llegar.
Pasado un tiempo, cuando las dos partes hayan aceptado la nueva situación y los
sentimientos hayan quedado al margen, una amistad siempre será posible, pero ahora
no es el momento.
·
“Busco a otro/a y así lo llevaré mejor. Un
clavo saca otro clavo”: Si no te das un tiempo y aceptas tu soledad, es muy
probable que la próxima pareja que encuentres no la elijas con el corazón, sino
con la necesidad de no sentirte solo/a. Iniciar una relación basada en el
simple hecho de no sentirse solo/a es muy probable que te lleve a una relación
condenada al fracaso desde el principio. Una relación debe tener unos cimientos
sólidos, una base bien estructurada desde el principio: dos personas completas
que se unen para disfrutar de la compañía, no por necesidad.
Estos pensamientos, entre muchos otros que podemos encontrar, nos impiden
pasar nuestro duelo, nuestro dolor personal, e impiden que avancemos. El duelo
hay que pasarlo, y cuanto antes lo aceptes, antes podrás seguir con tu vida
normal. La
vida no para, y tú tampoco puedes hacerlo. Puedes tomarlo con más calma durante
un tiempo, asimilar la nueva situación y aceptarla, pero nunca detenerte.
“Terminar
una relación NO ES UN FRACASO. Fracaso es continuar con una relación insana,
improductiva y carente de evolución”
No hay comentarios:
Publicar un comentario