Todos queremos ser felices.
Desde
pequeños nos inculcan que la felicidad es algo necesario y que, sin ella, la
vida no tiene sentido. Hay que hacer las cosas bien, tenemos que salir adelante
y debemos hacerlo con una sonrisa en nuestro rostro. Quien cae, fracasa, quien
no es feliz, no ha conseguido el objetivo vital más importante.
Generalmente, este tipo de expectativas
generan en cada uno de nosotros la sensación de “Necesidad de ser felices”,
entendiendo que, el hecho de no serlo en momentos concretos de nuestra vida,
denota un fracaso personal.
Ser feliz es un concepto abstracto que
combina múltiples factores y que determina de manera directa, un sentimiento en
nosotros.
Centramos nuestra felicidad en los
cánones que los demás nos imponen, sin pararnos a pensar si realmente esa forma
de ser felices que los demás tienen, nos hace felices a nosotros mismos. Tenemos
la concepción errónea de que tener más, implica mayor felicidad, algo que está
demostrado que no es cierto, pero seguimos creyendo en ello, y para
conseguirlo, centramos toda nuestra energía y tiempo en conseguir más y más
cosas.
Todos, en algún momento concreto de
nuestra vida, nos hemos parado a pensar y hemos centrado toda nuestra energía
en analizar si realmente somos felices. Suele coincidir que ese análisis,
solemos hacerlo en momentos de nuestra vida en los que no lo somos, en los que
notamos esa carencia, con lo cual la idea general que nos queda es la de sentir
que “no cumplimos” esa necesidad “básica” que nos han creado desde pequeños.
Si nos paramos a pensar cuales son los
motivos que más nos perjudican a la hora de entender nuestra propia felicidad,
podríamos centrarnos en dos: la culpa y una alta exigencia, por lo que la clave
principal para ser felices podría centrarse en el concepto concreto de ser
capaces de perdonarnos a nosotros mismos y, para ello, es importante seguir
varios criterios básicos:
- · Cometer un fallo, no es un crimen. Debemos entender los fallos que cometemos como errores que podemos solventar, simplemente obstáculos puntuales en nuestro camino de vida, que nos ayudan a aprender.
- · Perdona a los demás. Malgastar la energía en odiar o tener rencor hacia alguien nos impide dedicar todas nuestras fuerzas a conseguir nuestros objetivos.
- · No dejes que tu pasado determine tu vida. Estás viviendo el presente, no el pasado. Si centras todos tus pensamientos en algo que ya no puedes cambiar y que ya ha pasado. ¿Cómo vas a labrar el futuro que esperas? Centra tu vida en el AQUÍ y AHORA.
- · Los demás no mandan en tu vida, eres tú. Una baja autoestima puede hacer que dejes que las opiniones de los demás dirijan tu vida. Párate y piensa, el/la único/a que vives tu vida eres tu mismo/a. Déjate aconsejar por buenos amigos, pero siempre toma tú las decisiones finales, aunque la gente quiera ayudarte, puede que no entiendan la vida como tu lo haces y, al fin y al cabo, las consecuencias de tus actos recaerán en ti, no en quienes te aconsejaron.
- · Aleja de ti a la gente que te hace daño. Las relaciones tóxicas no favorecen a nadie. Intentar mantener algo que no te hace feliz no tiene sentido. Hay malas épocas y en ellas apoyamos a la gente que lo necesita pero, llegados a un cierto punto, hay que valorar que, si nos hace tanto daño que impide que seamos nosotros mismos, esa persona o personas no nos hacen bien. Cuanto antes cortes ese tipo de relaciones, antes volverás a poder ser tú.
- · Cree en ti. La base de la felicidad es la confianza en uno mismo. Si ves la vida con otros ojos, puede que las situaciones sean las mismas, pero tu forma de interpretarlas cambiará. Busca la perspectiva que más favorezca tu forma de entender el mundo. Busca la forma de sentirte lo más cómodo/a posible con las circunstancias actuales.
Encontrar la felicidad está en uno
mismo, no en los demás. Si llegas a comprender que tu felicidad tan solo
depende de ti mismo, tendrás mucho más accesible la forma de cambiar las cosas
y de entender la vida a tu manera. Quiérete, perdónate y perdona a los demás y
sigue adelante.
Paulo Coelho dijo: “Volví a sentir una
inmensas ganas de vivir cuando descubrí que el sentido de mi vida era el que yo
le quisiera dar”
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