Si bien es cierto que es muy
improbable mantenerse feliz durante todos los días de nuestra vida, si que
podemos ayudar a que la felicidad se mantenga junto a nosotros el mayor tiempo
posible.
En muchos momentos nos hemos
podido llegar a hacer preguntas como estas: ¿Cómo puedo ser feliz? ¿Qué hago
para conseguir la felicidad? ¿De verdad es tan difícil ser feliz? ¿Soy yo el/la
culpable de no serlo?
Llegados a este punto, es
importante tener en cuenta que, en ocasiones, nuestra vida se llega a complicar
tanto que no somos capaces de reconocer situaciones o personas que nos pueden
llegar a hacer más llevaderos nuestros problemas.
Párate a pensar en tu última
semana, piensa tres cosas buenas que te hayan pasado cada día. Hay muchas
personas que no son capaces de conseguir encontrarlas ni en dos de los siete
días y, cuando esto ocurre, hay que plantearse un cambio.
¿Qué puedo hacer para mejorar mi estado de felicidad?
Aquí te planteamos algunas
opciones que pueden ayudarte a sentirte mejor en tu día a día. Ten en cuenta
que todo lleva su tiempo, y hay que poner ganas y esfuerzo en conseguir que
funcione:
-Aprende a distinguir las
situaciones o personas que merecen tu preocupación de las que no la merecen:
invertir tiempo en hacer felices a los demás es bueno, pero siempre que dejes
tu espacio para ti. Céntrate en las situaciones o personas que realmente te
importan y reserva cada día 10 o 15 minutos para dedicarte a ti mismo/a.
-No intentes complacer a todo
el mundo: Es un desgaste enorme y es muy difícil gustar a todo el mundo.
Acéptate y acepta que no todos tienen por qué estar a tu lado. Es más
importante la calidad de las personas que tienes cerca que la cantidad.
-Deja de asumir toda la responsabilidad:
Todos tenemos derecho a sentirnos débiles en algún momento y es imposible que
todo lo que nos pase sea culpa nuestra. Hay que valorar que cosas dependen de
nosotros mismos y qué cosas hubieran ocurrido de forma independiente.
-No te bases en suposiciones:
“Las cosas que suceden, no pueden cambiarse, por lo que mi infelicidad acabará
cuando dejen de pasarme cosas malas”. Ni un extremo ni otro, ni toda la culpa
es nuestra, ni estamos exentos de responsabilidad y por lo tanto del control de
nuestras vidas. Busca el punto medio.
-Intenta alejar de ti todo
tipo de pensamientos negativos y, si no puedes, contrarréstalos: deja a un
lado los pensamientos catastrofistas e intenta, aunque cueste, ser honesto/a
contigo mismo/a. Si es necesario, haz un listado de los pensamientos negativos
que tienes hacia ti mismo/a o hacia los demás. Después, analiza cada uno de los
puntos y transforma esa visión negativa en positiva.
Ánimo.... Es cuestión de práctica!
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