lunes, 24 de noviembre de 2014

AUTOESTIMA, ¿PARA QUÉ ME SIRVE?

Habitualmente oímos hablar de la importancia de tener una buena autoestima, de mantenerla, de fortalecerla, de fomentarla… pero en muchas ocasiones no tenemos claro qué es realmente o hasta qué punto puede llegar a ser importante para nosotros.

La autoestima es el conjunto de creencias y valores que una persona tiene sobre sí misma, de sus capacidades, habilidades, y recursos. La autoestima es la forma en la que nos vemos, nos queremos, nos sentimos y nos comportamos con nosotros mismos.

Desde pequeños, nuestros pilares fundamentales son nuestros padres, profesores y compañeros de guardería o colegio. En ese punto, cuando nos movemos en un ámbito social, es cuando comenzamos a generar la imagen que tenemos de nosotros o de cómo nos ven los demás. Es una de las etapas más importantes para cualquier persona.

El interés general de cualquier padre o madre debe ir encaminado a promover una buena autoestima, que prepare a su hijo/a para comenzar a ser independiente. Si se consigue, la dependencia infantil irá desapareciendo con el paso de los años, favoreciendo la aparición de una adolescente responsable de sus actos y que se respeta a sí mismo.

Un adulto seguro de sus posibilidades, conocedor de sus límites y con una tolerancia a la frustración adecuada, tendrá muchas más posibilidades de enfrentarse a los problemas cotidianos que se le presenten y superarlos con éxito.

Todos y cada uno de nosotros basamos la imagen que tenemos de nosotros mismos en conceptos básicos que en muchas ocasiones no reconocemos, pero que son los que determinan cómo y por qué reaccionamos a ciertas situaciones de una manera u otra. Estos conceptos básicos son:

· Autoaceptación y autoconocimiento: Tener claros nuestros defectos y nuestras virtudes, nuestros puntos fuertes y débiles nos ayudará a aceptarnos tal cual somos. Saber qué aspectos debemos mejorar es básico para nuestra evolución positiva como personas. Debemos tener claro que no se trata de que todo lo que hacemos nos parezca bien y no tengamos que cambiar nada, cayendo en el narcisismo, sino que reforcemos nuestros puntos fuertes y mejoremos notablemente los débiles. Aceptarse a uno mismo, conlleva la posibilidad de cambio y mejora, negarse lo que uno es, empeora las situaciones y puede conllevar el rechazo de nuestros iguales. 

· Autorresponsabilidad: Todos y cada uno de nosotros somos responsables de nuestras acciones y decisiones. Lo que decimos o hacemos tiene consecuencias tanto para nosotros como para los que nos rodean. Ser conscientes de que parte de nuestra vida controlamos y cual no, es básico. Hay cosas que se encuentran fuera de nuestros control y pretender cambiarlas o luchar contra ellas solo generará en nosotros frustración y sensación de soledad. Cada uno debe tener claro que aspectos dependen de uno mismo y cuáles no para encontrar la estabilidad necesaria.

· Autoafirmación: respetarnos a nosotros mismos de cara a los demás es lo que nos hace sentir seguros. La persona que deja de ser ella misma para agradar a otros, nunca encontrará la tranquilidad y la serenidad necesarias para seguir adelante con su vida. No se trata de no adaptarnos a peticiones o situaciones que los demás puedan requerir, sino de no sobrepasar los límites que nuestros propios valores, normas o creencias nos indican. Si nos comportamos de una forma distinta a la que consideramos correcta, la incoherencia entre nuestros actos y nuestros pensamientos puede llevarnos a no estar seguros de quienes somos.

Si somos capaces de llevar a cabo estos conceptos básicos, nuestra autoestima se verá reforzada de una forma clara y concisa. La necesidad de creer en uno mismo, valorarse y sentirse bien, es primordial y determinante en las relaciones que desarrollamos con nuestros familiares, amigos y conocidos.  

La autoestima, es la base principal de las relaciones humanas, por ello es tan importante trabajarla y mantenerla a lo largo de todas las etapas de nuestra vida, desde bien pequeños.

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