martes, 12 de enero de 2016

Tu te irás, y yo seguiré mi camino...


Si una situación o una persona no te hacen feliz o no te ofrecen la posibilidad de seguir creciendo, todos tenemos claro que no merece la pena seguir con ello. Todos, menos los que viven esa situación que, a menudo, se preguntan ¿Cómo puedo dejar ir a esa persona que significa todo para mi? ¿Cómo puedo cambiar una situación que llevo años viviendo si no sé ni por dónde empezar?

Aprender a superar el pasado no es una tarea fácil, nos puede perseguir durante semanas, meses, o incluso años.

Muchas veces es el miedo a lo desconocido, otras el miedo a estar solos, otras simplemente nos hemos acomodado a una vida que, mejor o peor, es nuestra y conocemos y nos ofrece una cierta estabilidad… Poner nuestra vida “patas arriba” no es ni fácil, ni cómodo, ni agradable, y por ello nos cuesta tanto decidirnos.

La clave está en nosotros, en proponernos realmente abandonar esa situación. Interpretar el fin como un nuevo comienzo. Pasar página resulta difícil, pero no hacerlo supone a la larga un coste emocional mucho más elevado. Tomar la nueva situación como una oportunidad de reinventarse a uno mismo, de aprender de los errores cometidos, de darnos otra oportunidad, al fin y al cabo, de volver a ser felices, es la opción más viable que depende exclusivamente de nosotros.

Dejar ir significa aceptar los cambios que se nos presentan y adaptarse a la nueva realidad que estamos viviendo. Ser consientes de que nuestra vida va a cambiar parcial o totalmente, y estar lo más preparados posible para ello, nos ayudará a enfrentarla de una forma mucho más positiva.

Para ello, existen algunos pasos que podemos seguir para facilitar esta transición:

1.   1. Analiza tu situación: Aunque no es fácil, debes hacer un análisis lo más objetivo posible ¿Cuáles son los beneficios que te ofrece esta nueva etapa? ¿Qué opciones nuevas se presentan? ¿Por qué no merece la pena volver a la situación anterior? ¿Qué sentimientos te provocaba en aquel momento?

2.    2.Acepta tus sentimientos: Si necesitas llorar, llora, sin necesitas reír, ríe. Toda ruptura con nuestro pasado significa un duelo, y todo duelo, implica fases de tristeza, rabia, ira, efusividad, tranquilidad, desasosiego… Negando tus sentimientos de tristeza te negarás a ti mismo la posibilidad de aceptar la nueva situación, quedándote estancado en esta etapa.

3.   3. Tómate un tiempo para ti: Valora qué es lo que tú necesitas y cómo te vas a sentir mejor. Cuando haya pasado un tiempo prudencial, empieza a centrar tus pensamientos en nuevos proyectos o ideas que te ayuden a mantenerte ocupado, obligándote a distraerte aunque sea por momentos de la situación que está viviendo e intentando aceptar.

4.   4. Acepta que no hay marcha atrás: nunca ninguna situación es irreversible pero, cuanto antes te hagas a la idea mejor. A tiempo de volver a la situación anterior siempre estarás, pero si no se da el caso, ya tendrás un buen tramo de camino recorrido hacia la aceptación real de tu situación. Mantener la esperanza más tiempo del necesario solo mantiene nuestro dolor y nuestro duelo, impidiéndonos avanzar.

5.    5.Busca los beneficios que te aporta la nueva situación: El 90% de las situaciones por las que pasamos nos ofrecen nuevas oportunidades de cambio y de evolución personal, solo tenemos que ser capaces de hacer un buen análisis y encontrarlas. Cuando seas capaz de ver todo lo positivo que tienes ante ti, habrás ganado una gran batalla y empezarás a disfrutar mucho más de tu nueva situación.

6.    6.Deja el pasado, céntrate en el futuro: Muchas personas no son conscientes hasta pasado un buen tiempo de que la situación que les provocaba tanto dolor es simplemente no haber hecho ese esfuerzo concreto de seguir hacia delante. El mayor miedo que se tiene es a dejar lo que consideramos nuestra zona de confort que, irónicamente, es la que nos hace mantenernos en ese estado de dolor y rabia permanentes.


-- Retener es creer que solo existe el pasado, dejar ir es saber que hay un futuro y confiar en que merecerá la pena--













martes, 24 de noviembre de 2015

LAS MADRES PERFECTAS Y LOS CUENTOS DE HADAS: MITOS Y EXIGENCIAS IMPOSIBLES

“Una gran carga, conlleva una gran responsabilidad. Y una gran responsabilidad, conlleva estrés, ansiedad, cansancio continuo, frustración, sensación de inutilidad, ira, rabia, Impotencia…”

A pesar de la lucha, el camino a la total integración de la mujer aún no es de plena igualdad. Por desgracia, siguen existiendo a día de hoy múltiples barreras sociales que dificultan la completa realización de las mujeres en el triple ámbito: familiar, personal y profesional.

Cada mujer debe conseguir un equilibrio entre las diferentes áreas y eso no es fácil. Para conseguirlo, cada una tendrá que tomar sus decisiones en función de: Circunstancias personales (soltera o con pareja), Economía (Con trabajo o sin trabajo) y Apoyos o red social (personas que puedan ayudarle en momentos puntuales y en las que pueda apoyarse si lo necesita).

Son muchas las mujeres y madres trabajadoras que intentan cargar y de hecho, lo hacen, con todo el peso de: horario laboral, atención de sus hijos, tareas propias del puesto de trabajo, tareas de la casa y mantenimiento de una vida social, familiar y sentimental. El reto principal de la mujer moderna es poder compaginarlo ABSOLUTAMENTE TODO: “TIENE” QUE HACERLO BIEN Y SIN DESESPERARSE.

Ante esta situación, muchas mujeres se ven sobrepasadas por las circunstancias y exigencias que el entorno carga sobre ellas, sobretodo una vez que son madres.  Llegados a ese punto, es importante tener en cuenta las siguientes cuestiones:

1. Exígete menos: No hay que ser perfecta. Las super Madres NO EXISTEN. Solo existen las madres normales que hacen maravillas para poder compaginarlo todo lo mejor que pueden, y que caen rendidas por la noche de todo el cansancio acumulado. NADIE LO HACE TODO BIEN.

2. No te culpes: No pasa nada si no puedes estar con tus hijos en todo momento, quizás algún día te tomen como un ejemplo a seguir de esfuerzo y superación. Es necesario ir a trabajar, y aunque te resulte doloroso, lo necesitas para darle una vida mejor. Lo haces por él, no por ti. NO TE SIENTAS CONSTANTEMENTE CULPABLE

3. No te compares: tú, eres tú. Y solo tú sabes tus circunstancias. Cada familia, cada situación y cada núcleo familiar es un mundo. Cada madre es distinta. Tú lo haces lo mejor que puedes y con la mejor intención, errores los cometemos todos.

4. Prioriza: Céntrate en lo importante, lo demás, lo harás cuando puedas. El día solo tiene 24horas. Las tareas que sean imprescindibles, hazlas, las que no, pueden esperar.

5. Delega: Tu también tienes que tomar tu tiempo, ser tu misma, disfrutar de pequeños momentos, aunque sean escasos. Hay cosas que no es obligado que hagas tu. Si tienes la suerte de tener apoyo, aprovéchalo. NO ES EGOISMO. Tú hace un tiempo también eras persona independiente. Privarte de todo el tiempo para ti y cargar con todo NO SOLUCIONA NADA.

6. Disfruta: Busca momentos especiales que compartir con tus hijos, en familia y amig@s, y disfrútalos, sin remordimientos. Hay tiempo para todo, aunque se limite enormemente, intenta no dejar a un lado todo lo demás. NECESITAS DESPEJARTE Y RECORDAR QUIEN ERES.

7. PIENSA EN TI: Relájate, te lo mereces. «Una madre que aspira a la perfección está perdida»  La madre perfecta NO EXISTE. Por eso, Cuídate y Mímate, dedícate unos minutos al día, aunque sólo sean 10 o 15. Tú también eres importante y tú también necesitas descanso y dedicación.

Ten en cuenta que tu hijo no busca una madre perfecta, busca una madre feliz, una madre descansada, una madre tranquila con la que poder conversar, aprender, reír, jugar, a la que pueda besar, abrazar y confiar, que le imponga límites y normas definidos y que le enseñe a ser una persona de provecho, con valores y educación.

UN NIÑO QUIERE UNA MADRE FELIZ, NO PERFECTA


 

lunes, 7 de septiembre de 2015

Vuelta a la rutina: El Síndrome Postvacacional


Hacerse a la idea de que los días de desconexión, relax y vacaciones han terminado, no resulta una tarea fácil para casi nadie. Sin embargo, siempre hay personas que llevan esta transición mejor que otras.

En ocasiones, la vuelta a la rutina, hábitos y ambiente laboral se vuelve como “un lunes que no acaba” para muchas personas. Cuesta acostumbrarse otra vez a los horarios impuestos y a un ritmo de vida que nada tiene que ver con el que anteriormente hemos llevado.

Esta sensación suele presentarse durante las dos primeras semanas, llegándose a producir cansancio excesivo, insomnio, pérdida de apetito, dificultad para concentrarse, nerviosismo, irritación, falta de motivación… entre otros.  Se entiende que son síntomas normales de adaptación a la nueva situación durante estas primeras semanas y que, conforme pasen los días, dichos síntomas deben ir desapareciendo. Se debe tener en cuenta que si estos síntomas duran más de 15 días, han de tenerse en cuenta puesto que exceden el periodo normal de habituación a la vida diaria.

Por todo ello, es importante reconoce que entendemos por Síndrome Postvacacional el conjunto de síntomas que manifestamos al incorporarnos nuevamente a nuestra rutina y obligaciones, ya sean laborales, de estudio o familiares.  

Existen algunos consejos que pueden ayudarte a llevar mejor “La vuelta a las rutinas” y algunos de ellos son:

-Impón un horario de descanso: durante las vacaciones tendemos a perder la conciencia del tiempo y dormimos de más o de menos. Es importante que cuanto antes, vuelvas a dormir las horas necesarias para recuperar tu energía. No desesperes si los primeros días cuesta, poco a poco el cuerpo se adaptará de nuevo. Cuanto más respetes los horarios, más fácilmente.

-Incluye el deporte en tu rutina: Incluir algo de deporte en nuestra rutina diaria nos ayudará a relajar nuestro cuerpo y cansarlo lo suficiente como para que necesite descansar, favoreciendo un descanso más placentero.

-Organiza tu tiempo: Céntrate en las tareas que son prioritarias y deja para mas adelante todas aquellas que puedes ir haciendo de forma progresiva conforme vayas adaptándote. Intentar hacer todo de golpe solo favorecerá mayor sensación de estrés y ansiedad.

-Recupera los buenos hábitos de alimentación: las vacaciones siempre nos incitan a comer de una manera menos saludable de lo que solemos estar acostumbrados. Poco a poco, combinando la dieta con un poco de deporte y una higiene del sueño adecuada, conseguiremos volver a estar al 100%.

-Dirige tus pensamientos: Echar de menos todo aquello que hemos tenido en vacaciones es normal, pero no debemos centrar nuestros pensamientos en eso. Pensar diariamente en lo bien que lo hemos pasado, en que vuelve a faltar un año para disfrutar o en que no tenemos ganas de volver a la rutina no nos ayuda en absoluto. En lugar de ello, debemos plantearnos la vuelta como un reto para conseguir nuevos objetivos o ser capaces de mantener los que ya teníamos adquiridos y recuperarlos lo antes posible.

-Busca actividades agradables: Si sientes que no encuentras sentimientos positivos y que tu vuelta a la rutina te cuesta más de lo que pensabas, comienza a buscar actividades o hobbies que te hagan sentir que esta nueva situación también te aporta oportunidades nuevas de sentirte bien.

-Date una tregua: Si no te encuentras del todo animado, entiéndelo como una adaptación, no como un trauma. Ser conscientes de que durante un corto periodo de tiempo podemos estar algo decaídos nos ayuda a liberarnos de la culpa que nos produce el hecho de sentirnos así. Entiéndelo como tal, un periodo de transición que debe desaparecer en breve. Ten paciencia. Ten en cuenta que cuanto más te exijas, más te costará el esfuerzo y la sensación de incapacidad irá en aumento, permítete unos días.

Volver a la rutina no es fácil, pero se consigue planteando la situación de una forma adecuada. No es una vuelta horrible a una rutina aburrida, sino una nueva oportunidad para plantear nuestro día a día de una forma diferente.

¡Ánimo!

viernes, 3 de julio de 2015

LA TECNICA DEL SEMÁFORO ¿Qué es y para qué sirve?


¿Qué es exactamente la Técnica del Semáforo?

Esta técnica está especialmente indicada para el Autocontrol de nuestras emociones negativas (ira, agresividad…).

Este método otorga a la persona que sabe manejarlo el poder de “Pensar antes de actuar” y beneficia directamente el sistema de Toma de Decisiones individual y las consecuencias posteriores.

Es decir, un niño/a que se enfada y es capaz de pararse y pensar antes de actuar, seguramente pueda comportarse de una forma mucho más adecuada y controlada, que aquel que actúe directamente, sin pensar, dejándose llevar por el enfado o la rabia característicos de la explosión emocional del momento, obteniendo por ello consecuencias muy diversas.

Es importante resaltar que la Capacidad de Atención es fundamental para poder llevar a cabo esta técnica: ser capaces de centrar nuestra atención en las posibles consecuencias de nuestros actos y dejar a un lado los sentimientos encontrados del momento concreto, resulta imprescindible para que la ejecución de esta técnica termine siendo satisfactoria.

Dentro del proceso, debemos tener en cuenta que la Identificación de Emociones es otro de los puntos básicos de la técnica. Entender cómo van surgiendo las emociones negativas en nuestro cuerpo y ser capaces de anticiparnos al Estallido Emocional es primordial. El entrenamiento en esta área es muy importante sobre todo en los más pequeños, a los cuales suele costarles más identificar este tipo de señales. Todas las personas experimentan señales físicas en el momento de enfado o rabia, como pueden ser: respiración agitada, tensión muscular, sudor en las manos… Y estas señales son los indicadores más fiables a los que debemos prestar atención en el momento concreto en que empiecen a aparecer.

¿Qué relación existe entre el semáforo y las emociones?

Debemos asociar los colores del semáforo con nuestras emociones básicas y nuestros comportamientos.

-ROJO: Rabia, enfado, ira…
§                       Pararse: Como cuando un coche se encuentra un
        semáforo en rojo, debemos parar, en este caso para
        pensar en nuestras emociones del momento. Son
        negativas, y debemos ser capaces de controlarlas.
§                           *Llega el momento de empezar a tranquilizarse.

-AMARILLO: comienza la relajación y reflexión.
§                      Pensar antes de actuar: es el momento en el que
       debemos ser capaces de tranquilizarnos (es impor-
       tante si no conocía, haber enseñado técnicas 
       previas de relajación) y valorar la situación.
§                         *Pensamos en las posibles alternativas a la conducta que teníamos pensada y las                        consecuencias que nuestros actos podrían tener para nosotros y para los demás.

-VERDE: Tranquilidad, sosiego, confianza.
§                     Tomar una decisión: Elegimos la mejor opción y la ponemos en marcha, controlando              nuestro enfado y no reaccionando de manera desproporcionada a la situación.

Una vez que la situación está controlada, es recomendable realizar un análisis global de la situación, que hubiéramos hecho si hubiéramos reaccionado en un primer momento y cuales hubieran sido las consecuencias y qué ha pasado cuando nos hemos parado a pensar y hemos tomado la decisión de una manera mucho más racional.

Este hecho es importante para que los niños sean conscientes de qué es lo que ganan esforzándose en controlar sus conductas. Para ellos es uno de los mejores refuerzos.

Las primeras veces resulta muy complicado, sobre todo en niños con problemas graves de control de impulsos, de la ira o de agresividad, pero es una técnica que termina en la mayoría de los casos funcionando muy bien.

¿Dónde puedo utilizar esta técnica?


Uno de los aspectos más positivos de esta técnica es que se puede utilizar en cualquier ámbito. Una vez adquirida y aprendida, nos servirá para todo tipo de situaciones o conflictos a los que tengamos que enfrentarnos.

lunes, 15 de junio de 2015

Educando en valores: respetar el bien común





Educar en el respeto al bien común supone educar a respetar las cosas en diferentes ámbitos, desde la escuela hasta el hogar, desde los espacios y pertenencias privadas hasta los espacios públicos, sin importar que sean personas, animales u objetos.

cuando somos pequeños es de vital importancia que se vayan aprendiendo los límites y al mismo tiempo que se inculque el valor de las cosas, no solo su valor económico sino también su valor en sí mismas. Este aprendizaje formará a adultos respetuosos con sus cosas y con las cosas de los demás, así como con su medio y comunidad de convivencia.

Cómo inculco el respeto al bien común

Inculcar este valor se va a conseguir desde las figuras importantes para el niño: sus padres y la escuela. El ámbito escolar es un escenario donde el niño va a prender a convivir con otros niños de su edad y va a tener diferentes experiencias en las que necesariamente tendrá que trabajar en equipo y compartir materiales, así como respetar el bien colectivo: pupitres, espacios comunes, material escolar... Sin embargo, este aprendizaje tiene que continuar en el ámbito del hogar donde los padres y madres van a ser los agentes más importantes de su educación. 

Enseñar a respetar el bien común se va a conseguir siguiendo estos puntos:

- Enseñando con el ejemplo: gran parte del aprendizaje infantil es a través de la observación con lo cual la conducta de sus progenitores va a estar analizada e imitada. Los menores que tienen  padres y madres que se comportan de forma respetuosa con el medio tanto dentro como fuera de casa va a aumentar la probabilidad de que estos niñ@s sean respetuosos.

- Hablando sobre el valor de las cosas: hablar con nuestr@ hij@ acerca del valor que tiene cada cosa a nuestro alrededor va a ayudarle a entender el por qué tenemos que cuidarla. No se trata de reñirle y ya está sino de ayudarle a que asimile un aprendizaje que le dure siempre y que le lleve hacia el respeto como valor, no para evitar un castigo.

- Empatía: ayudarle a ponerse en el lugar de la otra persona o situación para que entienda el perjuicio que puede ocasionar una acción ayudará a que desarrolle su  inteligencia emocional y facilitará el entendimiento de las consecuencias de determinados actos.

- Acudir con él a diferentes espacios públicos: museos, bibliotecas, parques... y enseñarle cómo comportarse en cada uno de ellos. En espacios públicos también tendrá otros modelos de aprendizaje sobre la forma adecuada de comportarse en dichos espacios. Cuantas más experiencias y ejemplos tenga, mejor y más rápido será el aprendizaje.

- Atención: responder a todas sus preguntas y dudas que le puedan surgir y prestarle atención cuando realice las conductas adecuadamente para que las repita en el futuro. Enseñarle lo que significan las señales, las normas ayudará a su entendimiento.

- Cuentos: a través de cuentos se pueden aprender muchos valores de respeto. Leer cuentos que escondan moralejas y hablar de ellas una vez finalizado el cuento para ver si la ha entendido, y si no explicársela.

- El respeto a la naturaleza: inculcar el respeto a la naturaleza y enseñarle su valor y lo que nos aporta es de vital importancia para crear adultos responsables con el medio ambiente y hacer que nuestro planeta sea cada vez más equilibrado y habitable. Enseñarle desde pequeños a reciclar, no tirar papeles al suelo, no maltratar a los animales, no arrancar las plantas que se encuentra forma parte de su educación.

lunes, 1 de junio de 2015

¿Qué pasa ahora que mi relación ha terminado?


La ruptura de una relación nunca es fácil.

Ya sea por parte de uno, o de los dos miembros de la pareja, la consecuencia final es la misma, una separación, una ruptura.  A partir de ese momento, se provoca un terremoto interno de ira, alivio, euforia, dudas, miedos, tristeza, soledad… todas las emociones dan vueltas y te inundan, hasta el punto de no saber realmente como te sientes.

Es importante que, cuanto antes, aceptes la idea de que ha habido un punto y final, la historia se ha terminado: ahora empieza tu duelo, y necesitas un tiempo para poder adaptarte a la nueva situación.
Tu vida está totalmente patas arriba, tus rutinas, tu círculo social… todo ha cambiado. Todo lo que te ofrecía estabilidad y seguridad ya no está. Intentas estar bien pero, sin saber por qué, tus fuerzas te fallan en muchas ocasiones y te sientes culpable. Deberías estar bien, y no lo estás. Deberías seguir con tu vida, y no puedes. Deberías tener ganas de seguir con tu vida normal, pero no eres capaz. Demasiados “deberías” sin cumplir, demasiadas exigencias para un momento como este.

Ten en cuenta que el proceso de duelo puede extenderse un tiempo, y no es “obligatorio” estar bien desde la semana siguiente. No se trata de olvidar y estar bien rápidamente, pero sí que debes avanzar cada día hacia una situación mejor para ti. Quedarte centrado/a en el dolor, la pérdida, la tristeza… no te ayudará. Tienes que trabajar para poder seguir adelante.

Si bien es cierto que no puedes controlar todos los sentimientos que te sobrevienen de repente, si que puedes decidir como afrontar la ruptura. Eso sí que depende solo y exclusivamente de ti.
Existen varios pensamientos que NO ayudan en absoluto a mejorar tu situación, errores muy comunes que cometemos habitualmente y que nos impiden avanzar. En otros, están:

·         A mí no me afecta”: Una cosa es no ir aireando a los cuatro vientos como te sientes, y otra muy distinta es negar que ese dolor existe. Exteriorizar como te sientes con alguien de confianza es fundamental. Es normal sentir dolor, tristeza y miedo ante la nueva situación, y no debes avergonzarte por ello. No hablar de ello no hace que no exista, o que desaparezca, todo lo contrario, puede reaparecer en cualquier otro momento de la forma que menos lo esperes.

·         No tengo a nadie con quien hablar. Estoy solo/a”: es importante elegir bien con que personas quieres hablar de esta situación, de cómo te sientes, de tus miedos, de tus dudas y de tus inseguridades. Es importante sentir apoyo en estos momentos, un buen amigo, un familiar… cualquier persona en la que confíes puede ayudarte a sentirte mejor. Si llegado el momento, tu situación no te permite tener a nadie de confianza, siempre puedes buscar un profesional que te ayude a encontrar tu camino. Tú eliges dónde, cómo, cuándo y con quien.

·         Hay que intentarlo, podemos estar bien si queremos”: Sé consecuente con la decisión que se ha tomado. El hecho de haber terminado una relación y seguir dándole vueltas a la posibilidad de volver a retomarla, solo retrasará tu proceso de aceptación. Es posible que en algún otro momento la relación se retome, pero no va a ser ahora. Si se ha tomado la decisión por una o ambas partes, es porque se han tenido en cuenta todas las opciones y, actualmente, esta era la más viable, y esto no cambiará en un corto periodo de tiempo.
·         Es normal pensar en él/ella a todas horas”: Hasta cierto punto puede que al principio todo te recuerde o te haga revivir momentos concretos que has vivido junto a esa persona, sobretodo si han sido muchos años de relación, pero poco a poco, a medida que el tiempo transcurre, estos pensamientos deben ir disminuyendo. Investigar qué hace, con quién se relaciona, pensar qué puede estar pensando, sintiendo…hacer un repaso de vuestra historia una y otra vez, ya no tiene sentido. El duelo hay que pasarlo, y pensando en todo esto constantemente, no lo harás.
·         Somos amigos, nos llevamos bien y podemos seguir manteniendo la amistad. No pasa nada”: Es posible que esta situación se dé pasado un tiempo, pero hay que dejar un espacio prudencial para que esto pueda ocurrir. De la noche a la mañana los sentimientos no desaparecen. Ten en cuenta que si la ruptura es reciente, probablemente centres tu miedo a estar solo/a y la necesidad de tener a alguien a tu lado en esa persona y, si mantienes el vínculo, la aceptación de tu situación en soledad, no va a llegar. Pasado un tiempo, cuando las dos partes hayan aceptado la nueva situación y los sentimientos hayan quedado al margen, una amistad siempre será posible, pero ahora no es el momento.
·         Busco a otro/a y así lo llevaré mejor. Un clavo saca otro clavo”: Si no te das un tiempo y aceptas tu soledad, es muy probable que la próxima pareja que encuentres no la elijas con el corazón, sino con la necesidad de no sentirte solo/a. Iniciar una relación basada en el simple hecho de no sentirse solo/a es muy probable que te lleve a una relación condenada al fracaso desde el principio. Una relación debe tener unos cimientos sólidos, una base bien estructurada desde el principio: dos personas completas que se unen para disfrutar de la compañía, no por necesidad.
    Estos pensamientos, entre muchos otros que podemos encontrar, nos impiden pasar nuestro duelo, nuestro dolor personal, e impiden que avancemos. El duelo hay que pasarlo, y cuanto antes lo aceptes, antes podrás seguir con tu vida normal. La vida no para, y tú tampoco puedes hacerlo. Puedes tomarlo con más calma durante un tiempo, asimilar la nueva situación y aceptarla, pero nunca detenerte.

“Terminar una relación NO ES UN FRACASO. Fracaso es continuar con una relación insana, improductiva y carente de evolución”

lunes, 11 de mayo de 2015

Educando en valores: SER OPTIMISTA


El optimismo es un valor que, como todos los demás, se puede aprender. El optimismo es un valor que va a proporcionar mucha habilidad a los más pequeños/as para enfrentarse a las situaciones que le van surgiendo en la vida, además de ser un antídoto para el desarrollo de problemas psicológicos tanto en la edad infantil como en el adulto en el que se convertirá.

Cómo enseño a mi Hij@ a ser optimista

Para enseñar valores una de las cosas que mejor funcionan es que nuestro/a hij@ tenga unos modelos de aprendizaje: sus padres y madres. Mantenernos optimistas delante de nuestros hij@s y hacer que vean que no decaemos ante el primer contratiempo o reaccionamos con pesadumbre va a hacer que nuestros hij@s adopten esta habilidad a la hora de enfrentarse a sus contratiempos.

No obstante, hay más cosas que van a favorecer que adquieran este valor tan importante:

  1.  El sentido del humor: ayudar a desarrollar el sentido del humor de l@s peques les dará una arma muy poderosa para enfrentarse a las cosas. El sentido del humor proporciona: permitir que pasen un buen rato (alegría), aprender a minimizar (previene ansiedades y miedos) y mejorará su autoestima. Además es signo de inteligencia. ¡Todo son ventajas!
  2. Recordar las cosas buenas que tenemos. Ayuda a tu hij@ a ver las cosas positivas que tiene: los juguetes, los sitios a los que va con sus padres y madres (cine, parque), las cosas que recibe en su cumpleaños... Todo ello le hará ver que es un niñ@ afortunado.
  3. Decirle sus cualidades. Hacer sentir a tu hij@ que es alguien especial para ti y que tiene muchas cualidades, y además que nosotr@s las vemos y las reconocemos.
  4. Reforzar cuando hace cosas buenas y cuando se recupera rápidamente de un contratiempo. Aquellas conductas que son reforzadas por los padres y madres aumentan la probabilidad de que se repitan en el futuro. Reforzarles cuando realizan conductas de recuperación rápida (se cae y no llora) o cuando se ríen de algo y expresan su sentido del humor hará que lo hagan más a menudo y facilitará que estas cualidades se desarrollen.
  5. Enséñale a no ser negativo. Cuando veamos que nuestro hij@ actúa de forma negativa o se muestra derrotista tenemos que ayudarle a minimizar y a quitarle importancia al asunto para que se encuentra mejor y vea que de esa forma se solucionan mejor las cosas.

Qué me aporta ser optimista

Como hemos mencionado el optimismo nos va a dar muchas cualidades:
  • Ser más alegre y entusiasta
  • No tomarse las cosas con derrotismo ni catastrofizar
  • Aprender a calcular las consecuencias de una forma realista
  • Tendrá menos probabilidades de desarrollar un problemas psicológico
  • Mayor fortaleza y autoestima
  • Menos estrés