En un primer momento, la noticia de un despido o un cierre inminente de la empresa donde trabajan genera sorpresa y nerviosismo, incluso en ocasiones, se agradece… “¿Qué hago ahora? ¿Dónde busco trabajo?, Con lo mal que estaba, me han hecho un favor…” , para, seguidamente, pasar a la etapa de “liberación” en la que el sentimiento de “estar de vacaciones” prima sobre la preocupación de un futuro incierto y, cuanto menos, desconcertante…Pasado un tiempo prudencial, la situación empieza a ser algo más molesta de lo habitual y comienza “la búsqueda de empleo activa”, esa en la que empiezan los problemas; se echan currículums, se esperan las llamadas para concertar la entrevista, a veces llegan, a veces no, pero si en un número sucesivo de intentos, todos fracasan, es ahí cuando empieza el problema, es ahí cuando comienzan los sentimientos de fracaso personal y social, la irritabilidad, la rabia, la desesperanza y el sentimiento de “inutilidad” para ofrecer algo a la sociedad actual.
A pesar de ser conscientes de la situación de desempleo general y de la dificultad de acceder a un puesto de trabajo, el sentimiento, pasado un tiempo, empieza a surgir en muchas personas. Esto, unido a la necesidad de mantener un núcleo familiar, pagar una hipoteca o algún préstamo pendiente, ponen al sujeto en una tesitura muy complicada. Las relaciones con los miembros de su familia o amigos pueden empeorar debido al estado de irritación que la persona experimenta, interpretando por ello, que TODO va mal. El mensaje psicológico que se genera finalmente es que “Todo va cada vez peor y ya no se, ni puedo hacer nada para mejorar la situación”, llegando a entender que “nada depende de lo que yo haga”.
Por ello, debemos tener en cuenta que una persona que lleva un largo periodo de tiempo sintiendo tal indefensión antes las cosas que pasan a su alrededor, puede terminar sufriendo una depresión u otros trastornos del estado de ánimo puesto que, aunque en muchos momentos se entiende el trabajo como uno de los mayores problemas que se presentan en el día a día, la ausencia del mismo hace que el sujeto se dé cuenta de los beneficios que aporta el hecho de tener un trabajo estable: rutina diaria establecida, relaciones sociales, realización personal, sentimiento de integración en un grupo social, sentimiento de “utilidad” y actividad…
¿Qué podemos hacer para mejorar la situación?
Ante una misma situación, no todas las personas reaccionan de la misma manera, es por ello que debemos enfrentar la situación de desempleo de la mejor manera posible, puesto que es real, y es un hecho que puede convivir con nosotros por varios periodos de tiempo:
-Mantén el control de tu vida: Busca actividades y situaciones en la que sientas que tú “controlas la situación”. Las personas que sienten que siguen controlando sus vidas, son más capaces de superar las emociones negativas porque sienten que sí que depende de ellos el hecho de cambiar la situación que viven.
-Se realista: analiza cada una de las situaciones con las que puedes encontrarte y que pueden hacerte sentir mal, se consciente de la situación real, teniendo en cuenta que no hay que generalizar o dramatizar, puede que no pase, pero si pasa, estarás preparado para enfrentarte a ello.
-Planifica los gastos: Si ves que la situación se alarga y pueden empezar a surgir los problemas, detalla semanal o mensualmente tus gastos en función de los ingresos totales que tienes, para distribuirlos el máximo tiempo posible. Deja siempre un margen, aunque pequeño, para algún capricho, sentir que aun puedes disfrutar de momentos agradables mejorará tu percepción de la situación.
-Crea tu propia rutina: organiza tu día a día y oblígate a mantenerte ocupado durante el tiempo que ocupaba anteriormente tu jornada laboral, incluyendo tiempo para búsqueda de empleo, relación con amigos y familiares, hábitos saludables, actividades caseras… el objetivo principal es sentirte útil y activo.
-Toma conciencia de qué puede pasar: si conoces los síntomas o riesgos generales por los que puedes estar en la situación de desempleo te resultará más fácil enfrentarte a ellos si llegan a surgir.
Hablar con amigos o familiares sobre la situación que vives y como te sientes, esto puede ayudar a canalizar tus sentimientos, y aprovecha esta situación de desahogo y tranquilidad para retomar la actividad y la búsqueda de soluciones a tu situación.
La situación psicológica de un desempleado de larga duración siempre es complicada y frustrante, por ello debemos estar lo más preparados posible para enfrentarnos a ella.
Si los síntomas cada vez se agravan más y valoramos que no somos capaces de sobrellevar esa carga, siempre es recomendable consultar con un profesional; Mientras tanto, debemos poner todo de nuestra parte para resurgir con más fuerza y encontrar la solución que nos permita recuperar el rumbo de nuestras vidas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario