lunes, 27 de octubre de 2014

Creo que mi hijo tiene pesadillas, ¿Qué hago?

Lo primero que debemos hacer cuando nos planteamos ayudar a nuestro hijo, es asegurarnos sobre qué es realmente lo que le está pasando. Diferenciar entre pesadillas y terrores nocturnos es fundamental.

¿Cómo se si es una pesadilla o un terror nocturno?
PESADILLAS
TERRORES NOCTURNOS
El niño se despierta durante el episodio y recuerda el contenido del sueño.
A pesar de que puede incorporarse de la cama e incluso llorar o gritar, resulta muy difícil despertarle. No recordará nada.
Los contenidos del sueño recordados son muy elaborados.
Contenidos inexistentes o muy vagos del episodio.
Al despertarse: sensación de miedo y ansiedad asociadas al recuerdo de las imágenes.
Se experimenta una intensa ansiedad con gran activación autonómica.
Suelen darse en la segunda mitad de la noche.
Se dan en la primera mitad de la noche.
Durante los episodios no suelen aparecer movimientos ni vocalizaciones ya que no existe tono muscular. La aparición de alguna palabra o grito indica el final de la pesadilla.
Pueden aparecer verbalizaciones y/o vocalizaciones por la presencia de tono muscular.
Tarda mucho en dormirse de nuevo (Sigue teniendo miedo porque lo recuerda todo)
Tarda poco en dormirse de nuevo (No recuerda nada)

Una vez que sepamos que tipo de trastorno está sufriendo nuestro pequeño, podemos tomar las siguientes decisiones:

Mi hijo tiene pesadillas, ¿Cómo puedo actuar para ayudarle?

- Abrázalo y dale tu cariño. Demuéstrale que le escuchas, pero no le hagas demasiadas preguntas sobre la pesadilla que acaba de tener.

- Infórmale: ha tenido una pesadilla pero ya ha pasado todo. Muestra un tono suave, sin excesiva preocupación. Se trata de que interprete que no es nada raro y que tú entiendes que está pasando.

- Si se encuentra muy asustado, deja alguna luz pequeña o piloto para que se tranquilice. En casos extremos, puedes quedarte un poco con él, pero ten en cuenta que si lo haces de forma habitual, puede generar un mal hábito y llegar el momento en que no pueda dormirse si tú no estás.

-Al día siguiente:

- Habla con él sobre la pesadilla, siempre es bueno averiguar si hay algo concreto que le preocupa. Si ves que las pesadillas son habituales, fíjate si su comportamiento ha cambiado y pregúntale por esos cambios concretos.

- Explícale que las pesadillas son algo normal, y que se van con el tiempo, no hay nada raro ni malo.

- Si ves que tu hijo no quiere hablar sobre las pesadillas, inventa un juego en el que, por medio de dibujos, pueda demostrar sus miedos concretos. Muchas veces es más fácil dibujar que expresar realmente lo que siente, sobretodo en niños muy pequeños.

Mi hijo no tiene pesadillas sino terrores nocturnos, ¿Qué tengo que hacer entonces?

 -Si ves que tu hijo se despierta con terrores, no enciendas las luces o hagas ruidos de forma rápida, podrías asustarlo aún más, ten en cuenta que no recordará que ha pasado.

  - Ayúdalo y dale tu consuelo, piensa que no entiende por qué está así, y su estado de ansiedad será muy alto.

  - Muéstrale seguridad a la hora de expresarte, debe sentirse protegido en esos momentos. No dejes que sienta tus nervios. Explica que ha sido un sueño muy pesado, pero que todo va bien, no hay de que preocuparse.

  - Quédate hasta que su activación disminuya notablemente. Presta mucha atención a su respiración.

  - Si ves que está sufriendo el terror nocturno, NUNCA lo despiertes. Espera a que siga su curso y vigila que no se caiga de la cama o sufra cualquier daño. Espera siempre a que sea él mismo quien se despierte.

  - Cuando se encuentre tranquilo déjalo en su cama, no lo lleves a la tuya, de no ser así existe el riesgo de que se convierta en un hábito y que crea que no es capaz de superarlo el solo, generando ansiedad e inseguridad en si mismo.

  *Al día siguiente, ten en cuenta de que no será consciente de lo que pasó por la noche, por lo que hablar con él de lo sucedido es complicado.


Si llega un momento en que observamos que estos trastornos llegan a afectar al rendimiento o descanso general de nuestro hijo de forma constante y le impiden desarrollar sus actividades del día a día de forma normal, es recomendable acudir a un profesional.

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